Auteur(s): |
Javier Rui-Wamba Martija
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Médium: | article de revue |
Langue(s): | espagnol |
Publié dans: | Hormigón y acero, 1er trimestre 2003, n. 227, v. 54 |
Page(s): | 5-26 |
Abstrait: |
Los tradicionales Congresos de Puentes y Estructuras a los que nos suele convocar la ACHE ?matrimonio primero de hecho y ahora también de derecho de la ATEP y del GEHO?, han sido, son y serán el espacio físico e intelectual en el que cada tres años nos reencontramos quienes dedicamos nuestra vida profesional a concebir, proyectar, construir y mantener estructuras o a estudiarlas, comprenderlas e investigar su pasado, presente y futuro. Con trianual frecuencia nos solemos reunir para mostrar, debatir y diseminar lo mejor de los frutos estructurales que hemos cosechado en el anterior trienio. Los congresos de la ACHE son, por ello, como un festivo mercado, con puestos de variadas mercancías, cuidadosamente seleccionadas y seductoramente presentadas, que nos estimulan a todos y en los que se nos anima a que cada vez tratemos de hacer mejores y más valiosas estructuras, y contribuyamos con nuestros frutos estructurales a mostrar y demostrar que la Ingeniería española tiene un nivel muy elevado. Y lo tiene precisamente porque no hay una Ingeniería estructural española. Porque la Ingeniería no conoce fronteras políticas y desde hace tiempo somos una Comunidad universal donde hablamos el mismo idioma y utilizamos análogas metodologías, procedimientos y materiales. Pero la universalidad de nuestras tecnologías y de nuestra ciencia estructural no está reñida con lo local. Porque una característica inequívoca de la Ingeniería estructural es que brota del suelo, de un territorio concreto, en un solar determinado sobre el que es más natural que intervengan, en la mayoría de los casos, profesionales con proximidad geográfica. El mantra ?Pensar globalmente, actuar localmente?, ha sido, y será siempre plenamente aplicable al mundo de la Arquitectura y de la Ingeniería Civil. Con excepciones, naturalmente. Pero si los aviones, barcos o los teléfonos móviles ?citados a modo de ejemplo ? se construyen en pocos sitios y se utilizan en muchísimos más, la construcción en la gran mayoría de los casos nace donde va a vivir y vive donde, un día lejano, dejará de hacerlo. Los congresos de la ACHE, antes de la ATEP y luego de la ATEP y del GEHO, son también historia viva de la Ingeniería estructural española. No creo que, desde que se celebró el primer Congreso en Madrid, hace cerca de 50 años, haya ningún profesional destacado ni obra significativa alguna que no haya estado presente en alguno de ellos. Todos nuestros maestros, todas las grandes construcciones, las grandes constructoras, las más prestigiosas ingenierías, las Escuelas y Universidades, organizaciones profesionales y esenciales empresas especializadas, han participado en alguna ocasión. El análisis de la documentación acumulada en los Congresos podría dar idea cabal de la evolución de la Ingeniería estructural española, de los relevos generacionales que se han producido, de la priorización de preocupaciones del momento, de las que algunas perduran y otras se van olvidando desbancadas por otras diferentes que, a su vez, con el tiempo se dan por solventadas. |
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